que por más que la despierto duerme adormecidamente!.
Los tordos ya no me cantan melodias mañaneras
ahora tocan el arpa mientras me arropan el alma,
sus alas son las caricias que reclamo en la penumbra
y por más que las rechazo las deseo con lujuria.
¡Qué quebranto más injusto guarda mi conciencia amada!,
que las gotas del rocio me besan suave en mi cara
me perfuman las mejillas con la pureza del alba
y me cantan una nana con la melodia del arpa.
Tordos, rocio,....¿que me falta, para sentirme aliviada?.
¡Sin duda me faltas tú, amándome de madrugada!.
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