Doscientos son los soldados
que murieron en la guerra,
doscientos cuerpos inertes
sin amor en sus trincheras.
Doscientos son los fusiles
que callaron sus vivencias,
doscientas viudas los lloran,
de impotencia y rabia ajena.
Contienda de una batalla,
bombacho, escarpín y canana.
Valentía de doscientos
salpicándonos su plasma.
Y en mi pupila visiono
el cabalgar de unas balas,
que desgarran el dolor
de un batallón y su savia.
¿Porqué somos marionetas
de una Nación con venganza?
¿Porqué ese fanatismo,
hace mecer dicha rabia?
¿Porqué una fachada de hombría
disfrazada de medallas,
hace que nos creamos
ganadores de batallas?.
Doscientos hombres perdieron en una airada alborada,
la juventud de sus días, y el despertar del mañana.
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