Callada, la mente en blanco como queriendo llorar,
esencias de poeta errante, dejando rastros de azahar,
versos que impregnan vida, sueños del verbo amar,
Lorca amando a mozuelas en su verdosa Graná.
Las aceitunas son verdes, como los prados son más,
y la niña del bello rostro, las recoge con afán,
la gusta el viento de torres que la abraza hasta extasiar
y no quiere ir a Sevilla, ni a Cordoba, ni a Graná.
Muerte que me separas de mis amores de atras
dejas huecos en el alma que un poeta por amar,
de sus versos los más bellos que encamela el paladar,
y de su tierra la envidia de una lustrosa Graná.
A las cinco de la tarde, mi impotencia y rabia vá
dejando caer la tristeza de un fusíl que inunda el mar,
todos huerfanos poetas nos quedamos a la par
y de luto nos vestimos en su Granada natal.
-............-
azules luceros,
mañanas marchitas
entre hojas del tiempo,
y castos rincones
que guardan un viejo
rumor de nostalgias
y sueños.
Federico Garcia Lorca
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