Perico

Una litera vacía espiaba la habitación

donde aflijido y cansado deliraba un bonachón,

no era amigo de colchones, ni de lujos, ni de amor,

tan solo amaba a su tinto, que era su gran pasión.

Los años le hicieron triste, se refugió en el alcóhol,

los amigos le abandonaron, la soledad le acompañó,

pero no le importó al valiente que abrazó con devoción

a la botella y al tinto, al delirio y al resacón.

Tumbado sobre una cama, con las paredes en blanco,

con una silla de mimbre y un retrato de antaño,

con las cortinas oscuras, para no dañar el claro

de una mirada triste...por perder a un ser amado.

Tumbado en la soledad que le regalan los años

sin saber porque motivo de aquel extraño regalo,

se encontraba el buen Perico hablando con su dulce trago;

-"¿Te acuerdas mi buen amigo el día que te conocí?,

te miré con unos ojos de deseo y frenesí,

te ví sensual y atractivo, sonrojado, eso sí,

pero que color mas hermoso mi enrojado carmesí.

Y mira aquel movimiento...¡que dulzura al contonear!,

embellecias aquel vaso rayado y sucio del bar.

Que ciego estuve hasta entonces, que nunca te ví así,

nunca me dí cuenta de lo que sentía por tí ,

si verte me volvía loco, nose decir que sentí

cuando en mis labios rozaste, y tu calor yo bebí,

de un solo trago me entraste, como un filo te sentí,

pero me supiste a poco.....¡CAMARERO!,..."repetí".

Perico tenía un amigo como otros tienen tantos,

su gran amigo del alma,

su gran amigo "Don Trago".

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