En una noche estrellada
con la luna vistiendo el cielo,
me encontraba ensimismada
dando vuelta a mis pensamientos.
En una roca postrada
mirando el mar desde lejos,
con los olores salados
de pescadores volviendo.
Pasaste como en un desfile
sin pasarela ni premio,
y perfumaste mi vida
en aquel mismo momento.
cerré los ojos dos veces
creyendo que era ilusión,
pero volviste a pasar
para mi más estupor.
Tus redes fueron las flechas
donde cupido jugó,
y otra que dejo muy suave
en mi debil corazón.
Tus ojos fueron mis ojos
en este puerto de amor,
una mirada verdosa
de esperanza e ilusión.
Desde entonces dulce amado
mi capitán de mi barco,
mi sosiego en las tormentas
mi cupido enamorado,
¡te quiero más cada día,
te amo más que me amo!.
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